Doña Viole
Una pequeña reseña de mis últimas aventuras con mi amada madre.
Una pequeña reseña de mis últimas aventuras con mi amada madre.
Desde que tengo memoria, era rutina de mi madre salir a la grada de la puerta de enfrente de la casa, y con mucho amor, tomaba mis pies entre sus manos, ponía los calcetines, me amarraba los zapatos. Todo eso bajo el tibio sol matutino de las mañanas frías de San Marcos.
Luego de esta ceremonia, delegaba a alguien para que me diera el desayuno.
Hasta el día de hoy, inconscientemente busco la grada de enfrente de la casa, muchas veces para hablar por teléfono, o para reparar bicicletas, inclusive para comer, y disfrutar de un momento a solas.
Es fácil encontrar vasos, herramientas, libros, etc. en este lugar, y no hay otro culpable más que yo.
Es algo inconsciente, que he hecho toda mi vida, pero sin lugar a dudas, forma parte de la rutina para meditar, para tranquilizar la mente para buscar sosiego, que me brindaron a muy temprana edad.