Instituto Adolfo V. Hall de Occidente
El año pasado, esta institución celebró sus 50 años de existencia. Nosotros fuimos de la septima.
Instituto Adolfo V. Hall de OccidenteEl año pasado, esta institución celebró sus 50 años de existencia. Nosotros fuimos de la septima.
Las enarboladas y bajadas de la bandera
Increíble la velocidad con que todos nos formábamos para participar en la enarbolada o bajada de la bandera. Que mal era el sentimiento de no llegar a tiempo, o participar de lejos de tales rutinas. Yo fui de la banda, y muchas veces practique para ser el acompañante con la trompeta, pero nunca tuve tal oportunidad. Luego que deje el Hall, la oportunidad en el establecimiento que estudie llego. Era un anexo de la escuela de educación física de la capital.
Los exámenes en el patio
Y sus correspondientes castigos de arresto, como el HNO muy común para mí, y para muchos de mis amigos por dejar varias clases a la vez. La pobre disciplina de nuestra primaria, más otros problemas que en ese tiempo eran desconocidos, la pagamos caro, en una institución tan formal como esta.
Los cursos de formación militar
Y sus correspondientes caminatas, campamentos, reconocimientos, supervivencia, guardias, etc. Las noches frías a la intemperie, con temperaturas bajo cero, forman parte de los recuerdos. A pesar de que mis hijos acamparon bajo la nieve más o menos a la misma edad, no creo que fueron expuestos a experiencias como estas. Aun hoy en dia practico ciclismo de montaña, recorriendo lugares remotos, y el instinto de supervivencia me sigue sacando de apuros.
Los castigos y condecoraciones
Cualquier pretexto era suficiente para ponernos en culiche, baños turcos, corridas alrededor del patio, castigos después de una jornada larga de estudio, etc. Entre los pretextos comunes, eran zapatos sin lustrar, mal abotonado, problemas de apariencia, o simplemente, unas malas miradas a algún superior que no le cayéramos bien. No sé si aun forma parte de la cultura Hallista, pero yo sentí que le daban más énfasis al castigo, que a los reconocimientos.
Los desfiles
Y sus viajes en el occidente, y al interior del departamento, para asistir a las celebraciones patrias y muchos otros acontecimientos. Por primera vez conocí San Lorenzo, así como el cuartel de la brigada de Xela. Lugares muy frecuentados en mi tiempo para participar en los desfiles.
Compañerismo
Quizás lo de mayor valor, en estos años, fue las amistades que hicimos. Pasamos por las clases, fuimos enseñados por muchos instructores, con experiencias duras, intelectuales, físicas, de todo un poco, pero todo eso ha quedado atrás. Lo que aún perdura, es la cordialidad y el respeto entre muchos de nosotros.
Como no unirnos, por ejemplo cuando acampábamos era como estar en una trinchera. Ahí el apoyo y velar por nuestro compañero era esencial para poder subsistir los desafíos de una mejor manera. No había espacio para envidias o malos entendidos.
Nuestras olimpiadas
Si duraban una semana, donde podíamos competir en los deportes que más nos gustaban, y aprender a admirar los talentos de nuestros compañeros. Admirable que hubo diversidad en todas estas actividades en nuestra temprana edad, físicamente yo aun era un niño, por eso mis deportes al principio fueron como el Ajedrez y el Ping Pon. Recuerdo que me toco jugar ajedrez contra el hijo del director del plantel, el coronel Archila, y aun sin mi reina me recupere y gane. Nunca me percate que el responsable de inteligencia del plantel me puso toda la atención del mundo, de la cual yo no estaba acostumbrado.
Nuestros exámenes físicos
Hacer abdominales, despechadas en el suelo, y en la barra, y determinar nuestra capacidad aeróbica corriendo no sé cuantos metros con tiempo estipulado, eran parte de los dolores de cabeza cada mes. Como me hubiera gustado escuchar de alguien, consejos para incrementar mi capacidad. Estas actividades las lleve consigo por mucho tiempo. Como misionero acostumbraba hacer mis dominadas en la barra antes de ir a dormir. Las competencias contra mis compañeros formaban parte de las satisfacciones de estar fuera de mi país, de mi familia, y de mis amigos.
Fiestas y celebraciones
Nuestros bailes, alboradas, presentaciones, y todas las demás eventos de conmemoraciones en las que participábamos cada año.
Muchas de estas cosas fueron nuevas para nuestra vida, que nos obligaron a salir de nuestra zona de confort. Para mí fue un verdadero sacrificio, asistir a las alboradas, por ejemplo..
Todos los que pasamos por las aulas del Hall sabemos los múltiples desafíos que afrontamos. Y aunque la jornada fue dura, no creo que exista alguien, en desacuerdo conmigo, "QUE VALIO LA PENA". Que todos lo llevamos en el corazón y que forma parte de nuestra innegable formación.