Ciclismo - Lo que me han dicho

Pensé que Marco Federíco había olvidado nuestro acenso a la montaña. Pero aquí lo tenía tocando la puerta a las nueve de la mañana.

Era un caso histórico.  Guarde en silencio mi rumba de la noche anterior, y su respectivo cancancio. Salir con él era hoy o nunca.

Me mostro sus zapatos, tendríamos que cambiar los pedales, pero fue flexible en usar unos zapatos de Rufino. (El primer alivio)

Empezamos la arregladita, le pusimos la presión adecuada a las llantas. Y como que los dos nos tuvimos que ajustar, porque padecemos de desesperación, pero él estaba menos que yo. El quería hacer las cosas bien, “Ten paciencia, no seas desesperado me dijo”.  Yo por mi lado, quería salir lo antes posible.

Pasamos a desayunar. Todo por la convivencia colectiva, pensé. Yo quizás por eso hago ciclismo por mi cuenta, porque los detalles se incrementan cuando uno sale con alguien.

Yo no me puedo cambiar aquí..  fue otro de sus argumentos..  

Al fin salimos de la entrada del Canyon de Provo, habían varios planes, pero este llego a ser el más llamativo por el poco tiempo del día que nos estaba quedando.

A mí me costó el recorrido más que a Marco.

Yo no me había subido en una bicicleta desde mi cumpleaños. Mientras que el cruzo parte la de India, con tilinches incluidos. El tiene una condición envidiable. El pobre tenía que esperar a su Tío.   ¿Le pregunte al ciclista que subió antes que vos, por donde venias?.. me dijo..  (sin hacerme sentir tan mal.. )

En Sundance disfrutamos de un rico descanso. Había fiesta incluida. Ya ahí mi cámara ya se había quedado sin batería. La feria en Sundance tenia de todo. Inclusive un programa para salvar los halcones, y habían varios halcones de los cuales uno podía fotografiar. Espero que Marco comparta sus fotos.

Había un buffet exquisito, me insinuó comer ahí, pero "seguir" era el plan.

De ahí el asenso hasta la cúspide fue tranquilo, yo no la tome tan en serio. Pero ahí, realizamos el milagro, de andar por las alturas.

Me faltarían unas 2 cuadras para llegar a la cúspide.  ¿Quieres subir, me dijo cuando me encontró?

Ya de regreso se me puso terco.  Me hizo bañarme en la casa de su tío Carlos.  “No seas desesperado, fue de nuevo su mensaje “