Ciclismo - Lo que me han dicho

 

Heber

Escrito & Ilustrado por Billy A. Rodríguez | Fecha:Mayo2009|
"Ya es noche, como maquinista responsable de este tren no voy a poder dejar que continúes. Debes de buscar alojamiento en Heber, y continuar mañana temprano. La otra alternativa, es que me esperes, yo subiré a Park City como a la una de la mañana, porque allá vivo yo.".
Maquinista del tren
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En Utah, en el invierno hay nieve, y en el verano están reparando las carreteras. Pues yo decidí subir a Park City. Salí como a las 7 de la noche de Provo, y cuando llegue al Vivian Park vi el tren de Heber, y dije para mí. Este tren es caro, les voy a pedir jalón, quien quita y me saquen de la carretera en construcicion. Luego podre continuar tranquilamente hasta mi destino. Este tramo era delicado transitarlo en auto, y en bicicleta, y de noche era geométricamente más peligroso. 

Después de que el Maquinista hablo con una convención en el Tren, me aceptaron. La convención me invito a comer. Había cena, limonada, postres, etc.

Image 01Ya en medio camino vino el maquinista a platicar conmigo para asegurarse de que estaba bien. Me hizo una serie de preguntas. En ese tiempo el 11 de Septiembre estaba más fresco y yo sentí que él también estaba preocupado por saber quién era yo y mi bicicleta y mis pertenencias.

Le comente que tenía familia en Park City, que iba para allá por asuntos familiares. Y me dijo:

“Ya es noche, como maquinista responsable de este tren no voy a poder dejar que continúes.

 

Image 01Debes de buscar alojamiento en Heber, y continuar mañana temprano. La otra alternativa, es que me esperes, yo subiré a Park City como a la una de la mañana, porque allá vivo yo.”

Yo pensé para mí. Ya abajo del Tren no podrás disponer que quiero yo hacer. Así que cuando el tren paro, yo me desaparecí.

A la una de la mañana cuando estaba alcanzando el Summit antes de bajar a Park City, un auto se detuvo enfrente de mí. Era el maquinista, le explique que solo me hacía falta descender hasta el Jeremy Ranch, y que ahí me alojaría.

Se me quedo viendo con cara de sorpresa, me dio un abrazo, me deseo buena suerte y continuo su camino.. 

Fue la salutación más singular a la una de la mañana de una noche despejada con la luna y las estrellas. :)