Ciclismo - Lo que me han dicho

Generalmente cuando uno anda en una montaña solitaria, agudiza todos los sentidos. Es cuestión de supervivencia.
A lo lejos escuche el ruido de un auto bajar, pero luego hubo un silencio repentino. Pasaron quizás unos 15 minutos y al entrar en una vuelta encontré un Cherokee negro. 

El conductor se estaba bajando de su auto y tratando de sentarse en su silla de ruedas. Uno de los neumáticos del auto se había estallado. 

En estas aéreas los teléfonos celulares no funcionan, y que alguien más pasara por ahí, lo encontraba difícil, al menos yo no había visto a nadie en aquel día.

Sin preguntarle si necesitaba ayuda, me baje de la bicicleta, le pedí sus llaves, baje el tricket, me tuve que acostar sobre la carretera de polvo, le cambie la llanta, y él se concentraba nada mas en ver. Quizás en otras circunstancias no hubiera aceptado mi ayuda, porque lo notaba un poco nervioso, pero es que en estas condiciones, no tenía otra alternativa.

Yo mientras estaba tirado sobre el polvo, pensaba dentro de mí. ¿No sé si alcanzare la cima?. Otro intento fallido, me estoy atrasando demasiado aquí.

Luego me dio las gracias, y me dijo.

“Arriba esta bello, ya los árboles están cambiando de colores, que lo disfrutes.”

Yo seguí mi camino, pensando en el incidente, me molesto que él no hubiera sido más agradecido, especialmente cuando sentía el polvo hasta en las cejas.

Pero luego el servicio trajo su magia. Mi corazón se sintió feliz de habar hecho algo por alguien en un lugar tan remoto. Y cuando menos me lo esperaba llegue a la cima a tiempo, y mucho más relajado y contento.