Gracias por disfrutar mis alegrías como si fueran suyas"
Nexos familiares
Héctor Alejandro de León López, alias “Calandria”. (Es otro nombre que le dan al cenzontle, un pajarito nativo de América Central)
No solo fue mi compañero del Hall, sino que también tenemos nexos familiares. Veré si los puedo explicar. La abuelita de Héctor Alejandro, se llamaba Eneida, y era prima hermana de Amelia, abuelita de mi madre, por el lado de los López. Don Héctor, abuelito de Héctor Alejandro, también era hermano de Dagoberto, primo hermano de mi papa. ¿Qué espagueti, no?
(Al lado derecho una foto de antaño de las dos familias)
El padrino
Pero lo que sí es relativamente fácil de describir, es el gran amor y cariño de los calandrias para mi familia. El Padrino Alejandro, (El que fue Alcalde y dono el terreno del Hall) fue tan cariñoso con nosotros, que jamás dudamos de su verdadero afecto. Y el sentimiento es reciproco de todos nosotros para con ellos.
Los cuatro muchachos traviesos
Al final del primer año, del Hall, Héctor Alejandro, Tito Reina, Rufino y yo, decidimos pasar algunos días de nuestras vacaciones en la finca Merceditas propiedad de los Calandrias.
Pobre Héctor Alejandro. Hicimos algunas travesuras de las buenas, que el término pagando los platos rotos. Una de tantas de ellas fue tratar de sacar el Jeep para bajar a San Rafael. Como a las once, los cuatro muchachos fregados, estábamos empujando el Jeep, pero arrancarlo a lo lejos de la casa de la finca, pero el mentado, Jeep nunca arranco. Los cuatro empezamos a ser terribles.
Mi primer beso
Por acompañar a Tito Reina que iba a ver a su novia, ella salió acompañada, y yo tuve que ayudarlo para causar la menos tierra posible. Jamás me imagine que ahí se presentaría la oportunidad para aquel primer beso, que todos expresamos. La verdad que yo no estaba listo para semejante experiencia, me tomo por sorpresa. Fue algo extraño, tuve que practicar mucho más para que me terminara gustando. (ja ja ja)
La feria de Xela
El siguiente año, para el 15 de septiembre, nos quedamos en Xela, en la casa de mis padres, y toda esa semana fue de desvelos en la feria. (Me emborracharon, que abuso, yo el más muchacho entre todos)
Ya el Padrino partió para el más alla, pero eso no desvanece el deseo de volverlo a ver, y darle un fuerte abrazo.
Todos los que conocemos a los Calandrias, no dudamos de la calidad de familia que ellos son.