Lo peor es educar por métodos basados en el temor, la fuerza, la autoridad, porque se destruye la sinceridad y la confianza, y sólo se consigue una falsa sumisión.”
Bernardo Stamateas
Un Comandante diferente
Mario Lionel Hún Ponce fue un comandante diferente. Oficial egresado de la Escuela Politécnica, del tiempo en que la institución estaba en la zona 10, rodeada de muchos edificios castrenses, incluyendo el Ministerio de la defensa, la Guardia de Honor, etc.
(el primero de la derecha de la foto)
Autoridad Militar
Todos bien sabemos que el mando en el ejército es jerárquico. Muchos lo ejercen como tal, la mayoría predican la necesidad de que exista sumisión, y un acato total. En un ambiente justo, como es el caso de reyes ecuánimes, tiene ventajas absolutas. Pero también se presta para ejercer injusto dominio cuando hay carencia de esta, problemas como el narcisismo, o personas que jamás han gozado del privilegio de mandar.
El ejercicio del injusto dominio siempre traerá sus consecuencias, no importa la forma de organización. Y quizás esta es la característica por la que recuerdo a nuestro Teniente Hún Ponce, porque fue una persona distinta, seguro de sí mismo, reservado, ejercía autoridad cuando se necesitaba, pero dejaba respirar y ser. Y como dice Arjona en su canción “la mejor ayuda es que no …. “
Lo otro que inspira una persona correcta y estable, es el deseo de imitarla. Y eso sucedió conmigo. Mario Leonel Hún Ponce fue una de esas personas necesarias en mi adolescencia de las cuales uno desea llegar a ser.
El, ahora es un Coronel, y la amistad continua creciendo. El FB se presta para estar en constante comunicación, y créanme que me siento privilegiado de mantenerme en contacto con él.
Les compartire un bonito poema que encontre en su muro, que expresa mucho mejor sobre quien es él.
Tengo un sueño
Tengo un sueño, un solo, sueño, seguir soñando.
Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la honestidad, igualdad y ojalá!!... ya no tuviera necesidad de soñarlas.
Soñar a mis hijos, grandes, sanos, felices, volando con sus alas, sin olvidar nunca el nido.
Soñar con el amor, con amar y ser amado, dando todo sin medirlo, recibiendo todo sin pedirlo.
Soñar con la paz en el mundo, en mi país... en mi mismo, y quién sabe cuál es más difícil de alcanzar.
Soñar que mis cabellos que ralean y se blanquean no impidan que mi mente y mi corazón sigan jóvenes, y se animen a la aventura, sigan niños y conserven la capacidad de jugar.
Soñar que tendré la fuerza, la voluntad y el coraje para ayudar a concretar mis sueños en lugar de pedir por milagros que no merecería.
Soñar que cuando llegue al final podré decir que viví soñando y que mi vida fue un sueño soñado en una larga y plácida noche de la eternidad.
Mario Lionel Hún Ponce