Instituto Adolfo V. Hall de Occidente

Image 01Hace 50 años fuimos aceptados como Caballeros Alumnos del Instituto Adolfo V. Hall de Occidente. Somos de la gloriosa séptima promoción. Mientras fuimos estudiantes, hubo una aparente estabilidad política y social en el país. Ya luego entramos en una guerra de 34 años. Entre nuestros más dolorosos recuerdos estan nuestros amigos y compañeros que perdieron la vida.

Reconocemos que la amistad es nuestra herencia de aquellos años. La cual tambien cultivamos con algunos de nuestros oficiales, a los que les guardamos mucho respeto y cariño.

Somos una promoción privilegiada. El padre de Héctor Alejandro mi pariente y compañero, era el alcalde de nuestra ciudad, y por su gestión, esta institución fue establecida en nuestro bello departamento. 

(Son relatos personales, no pretende ser un registro oficial de mi promoción)

José Barrios

Recuerdos de nuestra vida como estudiantes

Escrito & Ilustrado por Billy A. Rodríguez | Fecha:Febrero 2015 |

Una persona es una persona, no importa lo pequeña que sea"
 
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El orden

En un instituto militar, la estatura juega un papel importante, determina el orden con el que desfilaras, y te sentaras en un aula.  Hasta el orden para comer. (Aún hasta el día de hoy, recuerdo mucho mejor a mis compañeros de la misma edad y estatura parecida)

Por esa razón con el Misho estuvimos muy cerca casi en todo.  El fue de la banda, como lo fui yo, era muy fácil platicar con el para los descansos en las caminatas, desfiles, y otros.

Algo más que reconoces bajo estas circunstancias, es que o desarrollas una buena actitud hacia tus compañeros, o sufres las consecuencias.  Compartir una naranja en una caminata, ayudar con una respuesta en un examen, ser afable, te ayuda muchísimo, que ser individualista o arrogante.

Por esa cercanía estas son algunas experiencias que recuerdo con él.


El baño por la dirección


En una de esas emergencias, entre corriendo al baño que quedaba cerca a la dirección. Jamás me imagine que hubiera agua regada en el piso. Aquel baño estaba inundado. Y claro que al no percatarme de eso, salpique a medio mundo. Entre los que se molestaron, estaba Fito Lang y el Misho. (Para más fregar eran vecinos mis compadres). Y entre los dos me intimidaron. De seguro que ellos pronto lo olvidaron, pero yo me quede con la espinita de aquella experiencia, por mucho tiempo. 

 

Caminata a la castalia

Por ser aun pequeños sentimos ofensiva la designación de formar la columna de reconocimiento que envían al frente de la compañía. Éramos los más pequeños, y nos hacían llevar todo el equipo tradicional que lleva un soldado.

Algo irritados por aquella orden, por rebeldía empezamos a caminar cada vez más rápido. Recuerdo que nos enviaban mensajeros de la columna principal para que bajáramos el paso. Y medio lo poníamos despacio, para aumentarlo nuevamente, cuando el enviado desaparecía de nuestra vista.

Recuerdo que hasta el Coronel Orriols subió en jeep para darnos la orden de que bajáramos el paso. Aparentamos ser obedientes, descansamos un ratito, para luego empezar a acelerar nuestros pasos otra vez. (A mi me preocupaba un poquito que nos castigaran, pero no podía hacer nada).

Con esos jalones los trajimos a todos enojados, incluyendo a los oficiales. Y las consecuencias rápido se dejaron entrever. La primera, fue que el Capitán de la Compañía nos junto antes de entrar al pueblo, y de ahí para llegar al establecimiento lo hicimos corriendo.

Ya luego ordeno la cancelación de toda actividad. No había nadie que no estuviera cansado.

 

Lazos de amistad

Estas así como tantas otras experiencias mas, entre campamentos, clases, desfiles, competencias deportivas, etc., fueron determinantes para establecer las bases de los lazos fuertes de nuestra actual amistad.

Gracias por la calidad de ser humano que eres Misho, yo y mi familia te queremos mucho.