Ciclismo - Mis mejores aventuras

Cuando el espíritu está bajo, cuando el día aparece oscuro, cuando el trabajo se pone monótono, cuando la esperanza apenas está presente, sólo monte una bicicleta y salga a dar una vuelta por la carretera, todas sus preocupaciones desaparecerán. S. Colmes

Generalmente cruzo el Alpine Loop una vez por año.   Lo he cruzado por las mañanas, por las tardes, y también por la noche.  Tengo un sin número de aventuras que contar de este lugar.  Es la etapa reina del  tour de Utah.   A mi manera, consiste en 15 millas de terreno plano en las dos puntas.  Las otras veinte y algo, la mitad es para arriba, y el resto para abajo.   Se escala un total de 3786 pies, hasta llegar a los 8,000 de altura.  (Unos 91 kilómetros desde mi casa)

Divido la escalada en tres segmentos.   La primera, la más empinada, es hasta Sundance, partiendo de Provo, un lugar para esquiar, propiedad de Robert Redford.   Por costumbre, paso ahí para  reabastecerme.    Tiene todas las instalaciones para tomar un buen descanso.

El siguiente segmento, es hasta Aspen Grove.  Dependiendo de la estación, paró ahí, para abrigarme, porque el último segmento que queda, generalmente el  clima es mucho más frio.

¿Si lo he escalado varias veces, porque creen que incluyo esta aventura?

La razón es porque fue el mejor día del año para hacerlo.  Lo escale en un día de octubre del 2008 cuando el otoño estaba en su esplendor.

Recuerdo la lucha constante al principio para hacerlo.  No había practicado mucho ciclismo ese año.  Físicamente no estaba preparado, y mentalmente, mucho menos.

Todo me molestaba, los calcetines, los shorts,  el ruido de los mosquitos, lo irritado de estar haciendo preparativos, para no olvidar nada.   (Es un lugar apartado, que  requiere pensar en todos los detalles como herramientas, comida, y ropa.)

Empezar a escalar, lo primero que se requiere, es pedirle ayuda a uno mismo.   Escalar con una mala actitud, se pone el doble de pesada.   “Colabora conmigo hasta Sundance, y luego evaluaremos, es la mentira más grande que me hago a mi mismo en este segmento.”

Acepto que un par de veces me he regresado desde Sundance, porque me ha llevado sorcotuzo estar hasta ahí.  En otras veces he seguido, por determinación, y en otros porque me siento el campeón  de Mario Bross. 

En esta oportunidad continúe por determinación.   ¿Te prometo no volver por aquí si subimos de una vez, además intentarlo de nuevo, quien lo quiere hacer?

Me alegro de haber tomado la decisión de continuar.  Porque el otoño empezó a ejercer su magia.  Ese lugar es de lo más bello, y mucho más al observarlo en el día correcto del otoño.

La montaña me atrapo, cada  metro de escalar, lo pagaba con un paisaje espectacular.  Hasta el punto, que uno se aburre de tanto encanto y  belleza.   Sin darme cuenta, las incomodidades, la falta de preparación física, pasaron al olvido.  A pesar de que aun no estaba ni por la mitad de la escalada, los ojos pedían más, “sube, Billy, que esto está de lo más lindo”.

Las montañas altas como estas, tienen capas de vegetación.    Los que las escalamos, sabemos que vegetación existe a cada altura.  No importa a que altitud uno se encuentre,  cada altura tiene su correspondiente vegetación.    Y en particular este viaje, casa segmento fue particularmente bello.

Llegue a la cúspide, maravillado por cada metro y su encantadora belleza.   Lo mismo fue el descenso.  Hasta el punto en que la conciencia empieza… “ya basta Billy, tenemos que regresar, estamos hasta la esquina más lejana donde el diablo dejo su capa”. 

Y es cierto, bajar de ese lugar, el cansancio debe de gobernarse, para poner atención en la despetacada a alta velocidad.

Luego de eso, aun faltan 15 millas de terreno plano, generalmente entre el tráfico.  Otro tipo de peligro, que hay que ajustar.

No hace mucho tiempo, un ciclista se mato, al entrar al tráfico por ese lugar.    Yo me pegue una buena regañada también, porque no recuerdo como pase una serie de semáforos en una avenida principal.  De seguro que los pase en verde, pero mi mente hasta el día de hoy no los registro.

El otro peligro de atrasarse mucho en las montañas es que el frio de la noche también acentúa la incomodidad para regresar a casa, en esos  25 kilómetros restantes.

Recorrido de 56 millas/92 kilómetros, escalando 3786 Pies.