Misión
El Salvador, San Salvador
Tuvimos el privilegio de servir bajo la dirección del Presidente Eddy L. Barrillas, en los años 1977/79, y hemos sido testigos de la obra de Dios en estas naciones.
MisiónTuvimos el privilegio de servir bajo la dirección del Presidente Eddy L. Barrillas, en los años 1977/79, y hemos sido testigos de la obra de Dios en estas naciones.
Eran como las dos de la tarde cuando salí con mi primer compañero de las oficinas de la misión a Cojutepeque. El tendría unos cuatro meses en San Salvador, era norteamericano, y un estaba improvisando su español. Tal vez era la razón porque a mí me parecía serio y reservado. Luego de abordar el bus en la terminal, decidí empezar a hablar de nuestra religión a todos los que estaban alrededor. No había pasado mucho tiempo, y ya contaba con nombres y direcciones para visitarles cuando se presentara la oportunidad.
A las dos semanas, se me presento la oportunidad de buscar a aquellas personas, mi compañero viajo a recibir entrenamiento, yo me quede como responsable del programa. Recuerdo lo difícil que fue asumir esa responsabilidad, tal vez por los pocos días como misionero. Entre una de las primeras personas que buscamos, encontramos una familia compuesta por la madre y dos jovencitas..
Cuando mi compañero regreso, me sentí de nuevo aliviado y contento, podía seguir aprendiendo de él. Entre algunas cosas que me preocupaba, era la linda familia que habíamos encontrado. Pensaba, ¿le gustara a el?. ¿Le gustara enseñarles?. Me sentí feliz de saber que él decidió hacerlo. Y así empezó nuestra relación con aquella familia.
Luego de enseñarles unas cuantas veces, mi compañero fue asignado a otra área, y yo recibí otro norteamericano como compañero. Era totalmente diferente que el primero, era muy amoroso y cariñoso, especialmente con los niños de nuestra ciudad. Y vino de nuevo mi preocupación por las familias que estábamos enseñando. ¿Sera que él no decidirá dejarlos?. Me preguntaba.
Al principio no le presente otra opción, pero con el tiempo, el tomaría las decisiones que el creería más convenientes.
Aún cuando yo era nuevo en mi misión, tenía ya una idea de lo que estábamos haciendo, y estas eran algunas de mis preocupaciones por aquella familia. Primero, según yo, era prioridad buscar familias con papá y mamá. Segundo, esta familia nos atendía con cortesía, pero la madre no mostraba mucho interés.
Tercero. Por el idioma ellas empezaron a tener más confianza conmigo, cosa que podría fomentar confusión, y yo no quería verme envuelto en ningún mal entendido.
Así que con poco tacto, le presente a mi compañero lo que yo pensaba, deberíamos hablar con la mamá para que también ella nos escuchara, deberíamos de estar menos tiempo y salir inmediatamente después de nuestras presentaciones, y por último si estas condiciones no se daban que las deberíamos dejar.
La mamá se sorprendió cuando la desafiamos, pero empezó a escucharnos. En el tiempo que yo estuve ahí, según yo, no presentaban el progreso esperado. Seis meses después, don impaciente recibió su primer cambio. Me asignaron otro lugar y muy pronto me olvide de mi antigua área y sus correspondientes desafíos.
Paso el tiempo, yo termine mi misión, y empecé a trabajar y a estudiar. Dedicándome a mi trabajo, una mañana, en una de las ventanas, me pareció ver a dos misioneras. Una de ellas se me hizo familiar. Sin pensarlo dos veces, salí atrás de ellas. Después de saludarlas, mis dudas se desvanecieron. Una de las misioneras era la hija más pequeña de aquella familia de Cojutepeque. Aquella familia que en mi insensatez creí que no estaban preparadas para abrazar el evangelio. Aquella familia que sin lugar a dudas tuvo que esperar por otro misionero más maduro y con más experiencia en cuanto a su relación con Dios y seguir los dictados que él le pusiera en su corazón.
No podía creer lo que estaba viendo. Y hasta el día de hoy, guardo preguntas sin contestar. Entre estas están las siguientes. ¿Cómo llego ella ha ser tan rápido misionera?. ¿Quien la habrá ayudado tanto a aprender del evangelio?. ¿Quien la bautizo?. Sera que encontraron un líder para aquel lugar, tan bueno que le haya ayudado?. Fue tan fuerte la impresión que ni siquiera paso por mi mente indagar y averiguar por estas inquietudes.