Image 01Misión

El Salvador, San Salvador

Tuvimos el privilegio de servir bajo la dirección del Presidente Eddy L. Barrillas, en los años 1977/79, y hemos sido testigos de la obra de Dios en estas naciones.

La Unión

Escrito & Ilustrado por Billy A. Rodríguez | Fecha:Febrero 2015|
Image 01

Ya les conté un poco e este lugar. Cuando llegue, mi compañero tenía su pierna muy hinchada, lo había picado un alacrán y no podía caminar. Fue la primera vez que me quede en casa.  Entre una de mis promesa al Señor era que jamás me iba a quedar en casa por motivos personales, aun de enfermedades.  Recuerdo que me dio dengue. Aun con temperatura me las arregle para salir.  Por lo menos perdí una semana con cada compañero que recibí. Todos se enfermaban en este lugar, para mí era peor quedarme en casa, no había aire acondicionado y aquel cuarto se trasformaba en un infierno

Jamás he visto gente tan pobre como en aquel lugar. Había una área donde vivían los pescadores, construían sus casas sobre el mar y había agua estancada por donde quiera. Los zancudos abundaban en cantidades asombrosas

Si alguien quiere saber de las verdaderas condiciones de la gente pobre, este es el lugar número uno.

Después de trabajar por un mes ya conocíamos toda el área. Era un poco difícil mantener nuestro ritmo de trabajo porque tocar puertas era un dolor de cabeza. Había prostíbulo que no aparentaban ser, sorpresa que únicamente descubríamos cuando se nos invitaba a pasar.

Ante tales circunstancias. Decidimos con mi compañero visitar en el puerto a cada trasatlántico que llegaba. Son sorprendentes estos barcos. Es difícil expresar el tamaño de sus bodegas. Generalmente dejábamos libros de mormón para la tripulación y tomábamos referencias. Los misioneros de la oficina no creían que muchas de estas referencias las tenían que mandar a Holanda o Japón, o a Rusia. 

Un día nos asustaron unos chinos. No nos dejaron entrar a sus instalaciones, decían que nosotros éramos de la CIA. La tripulación de aquel trasatlántico era una universidad mercante. Los estudiantes pasaban su semestre en alta mar, y además eran los marineros del barco.

Esta unidad estaba abandonada, pertenecía al distrito de San Miguel. Nosotros procurábamos no dejar solo al Presidente de la rama, pero el sí que estaba abandonado. Cuando le visitábamos muchas veces le encontramos enseñándole a leer a su esposa. Le escribí al Presidente de la Misión. Por un tiempo pensé que se molestaría, pero la intervención dio buenos resultados. Para nuestra conferencia asistieron más líderes del distrito que nuestra propia rama.

Las enfermedades y la preocupación de mi nueva vida, empezaron a molestarme. Y perdí la concentración. En mi despedida, la esposa del presidente, que nunca se dirigía a nosotros me reclamo y me dijo, “ Elder si usted me hubiera enseñado a leer yo ya sabría. Pero ahora se va y ya no lo volveremos a ver.”  Todavía cuando lo pienso tengo remordimiento. Y saber que más faltas habrán  cuándos se presenten más reclamos en mi contra.