Misión
El Salvador, San Salvador
Tuvimos el privilegio de servir bajo la dirección del Presidente Eddy L. Barrillas, en los años 1977/79, y hemos sido testigos de la obra de Dios en estas naciones.
MisiónTuvimos el privilegio de servir bajo la dirección del Presidente Eddy L. Barrillas, en los años 1977/79, y hemos sido testigos de la obra de Dios en estas naciones.
Me imagino que el Presidente bajo la inspiración del Señor, proveía un perfecto balance para los misioneros, proveyendo oportunidades por igual.
Nuestra misión era todo el país. Por lo que habían aéreas cosmopolitas, y aéreas marginales.
Las cosmopolitas tenían sus encantos, porque la Iglesia contaba ya con una infraestructura. Las marginales, requerían motivación porque uno era el que ayudaba a establecerla.
Y si hago un recuento, creo que mi tiempo fue distribuido perfectamente en ambos lugares.
Me toco terminar la Misión en una de las áreas más lejanas y pobres del país. Había estado como seis meses fuera de las áreas circunvecinas de la Capital. Sin tener la oportunidad de interactuar con mis amigos y conocidos.
Y como bien lo intuirán, el fin fue melancólico. Viajaría para juntarme con mis amigos en la Capital, pero me sentía extraño, y ante todo extremadamente triste y solitario. Sin esperanza de encontrar algún conocido al partir de San Salvador.
Cuando llegamos al aeropuerto, había tantas personas. Rodeaban a mis amigos. Yo oraba dentro de mí, para que en aquel instante yo pudiera pasar desapercibido.
Paquito estaba rodeado por tanta gente que lo quería, de la misma manera Roberto, Douglas, Hector, y Juanito.
El Chino y Carlos también estaban rodeados de tanta gente que los conocía. (Ellos terminaron siendo compañeros al final de la Misión).
Empecé a dudar de si fui, o no fui afable. Me paso por la mente, que la ultima ves que estuve en la Capital fui Líder de Zona, y quizás por esa asignacion, yo no fui muy amigable.
Así que me continúe como observador y camine entre los diferentes grupos que se habían formado alrededor de mis amigos.
Pero de repente todo se trasformo. Llegaron dos de las chicas mas bonitas que yo había conocido en la misión como un año antes. Cuando las vi de lejos las reconocí como parte del barrio de Santa Lucia.
Y siguiéndolas con la mirada, me pregunte, ¿por quien habrán venido estas chavas?..
Para variar, al primero que saludaron fue a al carismático Paco, luego a Roberto, y así, a todos mis amigos.. Hasta que llegaron donde yo estaba un tanto apartado. Y me dijeron, por sus amigos supimos que también usted partiría, así que venimos a despedirlo.
Yo no lo podía creer. Yo las veía en las clases de nuevos miembros en el Barrio de Santa Lucia, pero no recuerdo haber cruzado una sola palabra con ellas.
Además eran súper atractivas, capaces de enloquecer a medio mundo. ¿Y, ellas, estaban por despedir a mis amigos y a mí, ahí?..
Fue tan fuerte la sorpresa, que sentí que era ya tiempo para bajar un poquito la guardia, y empezar a ser un poco más cortes y normal con las chavas. Ya era mis últimas horas en aquel país.
Y opte por tener ya una conversación relajada. Entre la plática, me pidieron que volviera, que me llevarían a conocer las partes turísticas del Salvador, que me enseñarían a bailar. (Y si que lo llegaría a necesitar).
Estoy tan agradecido que ellas hayan llegado, la soledad, la melancolía desapareció, como por arte de magia.