Escuela Nacional Central de Ciencias Comerciales
Este 18 de diciembre, mis ex compañeros se juntaran. Somos de la promoción 1973-1975 de la sección “A”. Y estos son algunos pensamientos de mi estancia ahí.

Este 18 de diciembre, mis ex compañeros se juntaran. Somos de la promoción 1973-1975 de la sección “A”. Y estos son algunos pensamientos de mi estancia ahí.
Como fuimosAsi estamosChicago
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Eso también nos permitía ser los primeros compradores de la tiendita. Ya luego buscábamos los corredores del lado izquierdo, exactamente bajo nuestra clase. Todo parecía perfecto. El problema es que también interrumpíamos algunas clases. Recuerdo a Carlos Alvarez que me decía.. “No jodas tan fuerte, porque ahí están recibiendo clases”. El afectado era un nuevo profesor de matemáticas que enseñaba en el cuarto año. Yo decía dentro de mí, el profesor es nuevo, le da a cuarto, no creo que nos crucemos con el algún día, por lo que no le daba el respeto que merecía. De seguro que lo fastidie todo aquel año, y con frecuencia, recuerdo que nos cruzábamos las miradas. Quizás el por conservar su trabajo, jamás nos enfrento, ni tampoco se quejo. El año se fue volando, y tanto el profesor como nosotros nos olvidamos del asunto. Empezaríamos el sexto año nos graduaríamos y todos felices y contentos. Pero la vida, tenía lecciones pendientes, especialmente para un imprudente como yo. Resulta que para la terna que integraba mi examen privado para graduarme, uno de los profesores era aquel profesor nuevo de cuarto año. No deje de ponerme nervioso cuando nos reconocimos. El tendría el derecho de hacer tres preguntas sobre el temario, y era mejor que las supiera responder, porque de lo contrario tendría toda la razón del mundo para reprobarme. El asunto se complico, porque siendo de apellido Rodríguez, sería uno de los últimos en examinarme. Los exámenes empezaron por la mañana. Eran las cuatro de la tarde, y todos entraban, pero nadie salía. Y siendo que la desesperación ha sido parte de mi eterna compañía, me decidí a entrar a hablar con los tres catedráticos. Les manifesté mi preocupación, y les dije que como iban las cosas, a las cuatro de la mañana me tocaría a mí. Que si podía irme a mi casa y volver, o que tendría que hacer. Ademas la mayoría de mis amigos de las otras ternas ya habían terminado. Mis demandas se complicaron, porque al verme todos los demás, se animaron para protestar. Y el asunto se puso tenso. Y siendo que yo empecé con el asunto, el profesor doblemente ofendido, me dijo. Si quiere pase usted. Habían no se cuantos estudiantes en el pizarrón. Me dijo, busque una esquinita, quisiera que me resolviera el primer problema. Yo le dije, usted plantéelo y yo veré si para resolverlo necesito pasar. Ya en esos tiempos empezaron a salir las calculadoras científicas con orientaciones financieras, y con una de ellas salí de la primera pregunta. Y Así sucedió con las siguientes dos preguntas que aún podía realizar. Y luego argumente, yo se que las respuestas que le di son las correctas, y que son solamente tres preguntas. No tuvo otra opción que dejarme continuar. Luego presione a las otras dos profesoras, y así termine mi examen privado. La última aventura en comercio. Como siempre, siento que mi madre me salvo con sus oraciones y con sus ayunos.
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