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Escuela Nacional Central de Ciencias Comerciales

Este 18 de diciembre, mis ex compañeros se juntaran.  Somos de la promoción 1973-1975 de la sección “A”.   Y estos son algunos pensamientos de mi estancia ahí.

Melvin Pineda

Escrito & Ilustrado por Billy A. Rodríguez | Fecha:Febrero 2015|
Música de nuestro tiempo

Chicago

 

 

 

Image 01Fue mi catedrático de derecho mercantil y nociones del derecho laboral.  Yo debería de graduarme ese año, por lo que había mucho estrés.  Además de nuestras clases nos requerían prácticas en alguna oficina.

Me pareció una persona profesional en su clase, súper enfocada.  Nunca perdimos el tiempo.   Le inyectaba  ritmo al programa, y esta dinámica la convertía en súper interesante.   Oh tomabas la misma velocidad,  estudiando, haciendo tareas, y ganando los exámenes, y como consecuencia,  estabas al otro lado del rio, o simplemente te descuidabas y perdías.

En nuestra clase de ética, había un profesor autóctono, que su preocupación,  era si podía ser aceptado, por el estudiantado.   Que dolor de cabeza, estar pendiente para no ofenderlo.

Don Melvin, era una persona segura.  Sabía lo que hacía, y a eso se dedicaba.  Además de dejarnos un gran legado, en cada una de sus clases,  nos ayudo a formarnos, a desarrollar un criterio para la vida. 

Cuando doy clases, me recuerdo de él.  Simplemente le pones ritmo un poquito más movido, y santo remedio.  El silencio llega, la reverencia continua, y la paz provoca su magia.  (En verdad creo que uno se expone, con llamarle la atención a alguien).

Dicen que se dedico 36 años a la docencia.  Lo otro sorprendente, para mí,  es que su nivel de enseñanza y de profesionalismo, estaba por encima de muchos catedráticos universitarios, cuando fui a estos centros de estudios.

Como la mayoría de nuestros profesores de Comercio.   Escribió varios libros de Derecho Mercantil.  Además de eso, fue escritor del Diario Digital.  Copie algunos de sus artículos.   Se los comparto con todo cariño.  En estas cortas ideas, por su redacción, y la construcción de la forma en que escribe, se nota que fue feliz, y llego a ser una eminencia en aéreas del derecho.  (Lastima que muchos después de graduarnos,  por los diferentes caminos de la vida, no tuvimos el privilegio de seguir interactuando con el.)

Descanse, en paz, don Melvin.   Personalmente me siento en deuda con  su familia, de no poder agradecer tanto que El realizo por nosotros.